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Los estudios rurales

Año 2, número 10 Alejandro Macías Macías, director El mundo rural,  tan olvidado por las políticas de desarrollo del siglo XX y por la academia que...

Yo quiero mucho a la milpa

La milpa dota de sentido a mis palabras y sonidos. Me anima a estar atento de la luna, de los vientos y del sol. Cuando trabajo en la milpa soy uno con mi entorno y no el humano que ha de someter al mundo en el que habita; éxito a la par que el chapulín, el gusano y la calabaza. La milpa, me pone en paz, no se puede sino ser humilde y sereno ante la magnificencia de la vida. 

Mi caminar por la agroecología en mi comunidad

he trabajado arduamente y me ha gustado primero trabajar yo sola con mi familia, luego cuando se integraron las mujeres jóvenes de mi comunidad formamos otro grupo, después comenzamos a trabajar con las niñas y los niños, a enseñarlos a que se enamoren del bosque, a que ellos también cultivan sus propios alimentos y más que nada cuidar nuestra madre Tierra y la naturaleza

Una finca agroecológica para Aimara

Crecí añorando siempre regresar al terruño, pero las mujeres pocas veces somos poseedoras de la tierra, sembramos la tierra de los abuelos, los padres o hermanos. Durante años mientras abrazaba el oficio de escritora y profesora de universidad siendo una psicóloga con Freire en el corazón, buscaba espacios para sembrar, ahora una maceta, ahora en el patio, en la azotea. Llevé las semillas conmigo. En el viaje coincidí con otras sembradoras que me compartieron su amor por la tierra. 

Entre espinas blancas y pájaros bobos. El caso de la finca La Porota, San Juan Argentina

En esa hectárea coexisten varias especies, allí convivimos dos adultos y un niño de 10 años, 34 gallinas y 1 gallo, 3 perras, 3 gatos y 1 oveja, a la cual llamamos Burbuja. Tenemos una gran huerta, frutales, olivos y vid. Es decir que en esa pequeña superficie tratamos de utoproducir o que nos gusta, a su vez fomentamos que nuestro hijo Agustín crezca en un lugar lo más parecido a nuestros sueños.

El consumo de terecuas en La Hacienda, municipio de Quitupan, Jalisco

Las terecuas son hongos comestibles muy saludables que crecen en la localidad de La Hacienda. En el temporal de lluvias, entre los meses de julio y agosto, en un cerro cercano a esta localidad, las personas acostumbran a ir a recolectar terecuas.

Al encuentro de la RASSA – JALA

Las familias habían ya recuperado alimentos para el autoconsumo y para los intercambios/regalos con sus familiares y amistades en la misma localidad de Coapan y, aun así, seguían teniendo excedentes. “No nos podemos comer todo esto nosotros solos”

Maíces con alma: maíces nativos

México es el centro del origen del maíz, y es pieza fundamental en la alimentación pero también en el contexto económico, social y político....

Pitenzin: Escuelita agroecológica para niñas y niños Comunidad El Rodeo, Mpio. Gómez Farías, Jalisco

Año 2, número 14 Fotografías proporcionadas por el proyecto Transición Agroecológica en la agricultura de pequeña escala en tres regiones agrícolas de México. Caso Jalisco.