Año 2, número 15

Samuel Oliveros Sánchez

Las terecuas son hongos comestibles muy saludables que crecen en la localidad de La Hacienda. Se caracterizan por tener un sombrero de color amarillo con una coloración más intensa en el centro; además, en esta parte se aprecian líneas muy finas que se marcan en las orillas. Mientras que su anillo, su himenio y su pie alcanzan a tener tonos más blancos. Por último, en la parte final del pie, la terecua tiene una parte circular conocida como volva.

La Hacienda es una localidad que se encuentra en el municipio de Quitupan, al sureste del estado de Jalisco. Está conformada por 19 habitantes y 10 viviendas. Su población se dedica a la ganadería de bovinos y a la agricultura de maíz a pequeña escala. 

En el temporal de lluvias, entre los meses de julio y agosto, en un cerro cercano a esta localidad, las personas acostumbran a ir a recolectar terecuas. Al ser una montaña donde nacen principalmente encinos, todas las hojas que desechan estos árboles en el suelo, con el paso del tiempo se pudren, lo que permite que se genere la famosa tierra de encino, la cual le da origen al nacimiento de la terecua.

De acuerdo con testimonios de la población de La Hacienda, mientras más humedad haya, más probabilidad hay de encontrar terecuas en el cerro. Si la época de lluvias inicia a finales de mayo o a inicios de junio, es importante esperar a que avance un poco el temporal para que nazcan estos hongos. Por lo que, entre los meses de julio y agosto, es cuando se puede encontrar estos saludables alimentos.

Fotografía de Samuel Oliveros Sánchez

Del mismo modo, este lugar se caracteriza por mantener la humedad de sus suelos por largos periodos, principalmente por su vegetación, por su clima frío y fresco y por ser un territorio que alcanza los 2,203 metros sobre el nivel del mar según INEGI, 2024, lo que genera que en la época de lluvias con frecuencia se manifieste la niebla, factor que provoca que se prolongue en mayor medida la humedad en esta zona. De esta manera, estos elementos terminan por favorecer al nacimiento de las terecuas.

Por poner un ejemplo, si un día llueve considerablemente, al día siguiente es el momento ideal para ir a buscar terecuas. Pero, también se debe de correr con suerte, ya que una vez que estos hongos nacen de la tierra, a los tres días se deshacen y desintegran. Otro factor es que los animales que habitan en ese lugar las consumen, por lo que es importante llegar a buscarlas en un momento adecuado. Asimismo, se deben de conocer muy bien las terecuas, esto porque existen otros tipos de hongos similares que no son comestibles y pueden ser venenosos.

Una vez que se recolectan las terecuas del cerro, las amas de casa proceden a quitarle la primera capa o la piel exterior al sombrero del hongo, para posteriormente cortarlo en pedazos y al final éstos sean lavados y enjuagados con agua. Asimismo, el himenio y el pie de las terecuas también son comestibles y pasan por el mismo proceso que el sombrero del hongo. Después de todo esto, las piezas de terecuas pasan a ser cocidas en agua con sal.

De esta forma, en La Hacienda, las terecuas pasan a ser preparadas de tres maneras distintas. Primeramente, se elabora el mole de terecuas, con ingredientes como chiles moleros, ajo, harina de trigo o masa y sal al gusto. 

Una segunda opción son las terecuas a la mexicana, acompañadas con jitomate, cebolla, chiles verdes, chiles morrones y sal al gusto.

Por último, también se preparan las terecuas en salsa roja, y se utilizan ingredientes como jitomates, chiles de árbol tostados o chiles verdes, ajo y sal al gusto.

De esta forma es como se consumen las terecuas en La Hacienda, donde su población goza de consumir estos hongos comestibles tan saludables que crecen en las zonas de encinos cercanas a esta localidad. Para finalizar, estas tierras fértiles les han permitido a las personas brindar testimonios como “el cerro nos da de comer” o “aquí es muy difícil pasar hambre”.