Año 3, número 20

Palos Altos, Jalisco, México

Como cada martes de “Caracol”, nos reunimos niños, niñas, adultos y adultas a jugar, como cada semana. El territorio se llenó de risas, bromas, pies corriendo, muchas voces y mucha diversión. En Caracol, cada martes ha cultivado un grupo de niños, niñas, adultos y adultas con quienes jugamos a lo que queremos; a veces pintamos, coloreamos, dibujamos, utilizamos plastilina, pero sin duda, lo más significativo para toda la comunidad lúdica ha sido jugar en la milpa. 

Así comenzó: sembrando en comunidad y ver las plantas crecer y crecer. A la par que nosotras y nosotros crecimos, llegaron saltamontes y arañas, también muchas mariposas y hasta hicimos amistad con las lombrices de la composta. Un martes nos tomamos un descanso de correr entre la milpa para hablar de la milpa y todo lo que hemos aprendido, pero más que eso, ¿qué significaba para nosotros y nosotras?

Mateo G. dijo que lo que más le gustaba de venir era poder jugar lo que querían, porque siempre que proponían algo les escuchábamos y eso le hacía feliz. Muy contento dibujó las palmas que se encuentran enfrente y además agregó, refiriéndose a las personas adultas que les acompañamos:

Mateo C. habló del ciclo de la vida, que le quedó muy claro con los chapulines y con las arañas, además explicó que a veces él se metía en el ciclo de los chapulines y a veces con las arañas, dibujó las telarañas y el ataque de su dueña a un chapulín.

Leo coincidió en que le gustaba entrar entre las mazorcas y que su actividad favorita fue buscar calabazas, recordó que esa vez en equipos fuimos contando calabazas y “¡eran un montón!” y muy orgulloso dijo “yo estuve el día que las plantamos”. 

Derek hizo una breve historieta del crecimiento de semilla a planta, diciendo que le gustaba estar en contacto con la naturaleza porque le “desconecta de la tecnología” y equivocado no está, ¡cuánto no ha sido guardado en el corazón sin foto!

Abraham, que conoce mucho sobre la milpa, recordó con risas que la “popis” de las lombrices les daban alimento a las plantas y recordamos los experimentos que hicimos sobre materia orgánica y cómo las lombrices comían “cositas y hacían popo para que la milpa creciera grande y fuerte”. 

Como adulta curiosa, les pregunté sobre la presencia de adultos y adultas cuando jugábamos y muy amables me explicaron que se sentían escuchados, o como Layla había dicho hace tiempo:

Mateo G. reiteró que le gustaba jugar con nosotras y nosotros adulteces, porque jugamos lo que queremos y lo que les proponemos además de decir que les ayudamos cuando se descontrolan y necesitan ayuda para no pelear y Derek con su sonrisa particular dijo:

Mariana Nuño, Derek, Mateo G, Mateo C, Abraham, Leo 

Caracol psicosocial A.C.

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