Año 3, número 20
Palos Altos, Jalisco, México
Desde que iniciamos con la propuesta y las primeras actividades del “Caracol”, sabíamos las injusticias que queríamos denunciar en un México que, en ese entonces, estaba atravesado por la militarización del país, como efecto de la declaración del gobierno de Felipe Calderón en su llamada “guerra contra el narcotráfico”. Sin embargo, en el camino fuimos aprendiendo y fortaleciendo las respuestas que nos llevaron a crear este espacio como abono para pensar el territorio, un lugar que nos permitiera germinar otras formas de entender las relaciones: con la agricultura, entre las personas y con nuestra propia formación académica.
En ese sentido, uno de los primeros aprendizajes colectivos, junto a las juventudes de JuXmapa (Jóvenes por el Medio Ambiente de Palos Altos), en nuestro quehacer cotidiano de problematizar e influir en la relación con el modelo dominante de la agricultura, basado en el monocultivo y el uso intensivo de agrotóxicos, fue fomentar otros tipos de diálogos sobre el territorio, por ejemplo, entre los más “viejos” y los más “nuevos” del rancho.
Esta perspectiva intergeneracional nos invitaba, en un inicio, a poner atención a las voces más jóvenes, a partir del reconocimiento de las esperanzas que mantenían para su propio rancho; uno donde la agricultura estuviera presente en sus vidas, ya no como telón de fondo, sino como una protagonista a la que ellas y ellos mismos le estaban otorgando un nuevo papel. De este modo, se fomentaba un intercambio de saberes para ya no sólo problematizar el monocultivo sino también para habitar y hacer posible una agroecología, donde todas las voces importaban para su desarrollo.
Creo que esta forma aprendida de entender las relaciones entre las personas y de hacer frente a lo dominante ha estado recientemente relacionada con la elección de cómo vinculamos a estudiantes de psicología, a partir de la experiencia de vida de otros estudiantes que han desarrollado su práctica profesional en el “Caracol”. Esto, como un ejercicio colectivo para problematizar la psicología y su mirada urbanocentrada, con el fin de abrirse a otros modos de cultivar su ejercicio con personas de y desde contextos rurales.


Actualmente, al recordar lo recorrido y articularlo con lo aprendido, me resulta evidente cómo se relaciona con algunos de los principios de las prácticas narrativas, ya que estos han estado presentes desde el origen y el quehacer del Caracol Psicosocial A.C. Un ejemplo de aquello es:
1) Las personas y comunidades son expertas en sus vidas: Durante nuestro quehacer hemos reconocido los saberes campesinos en la defensa de sus territorios y sus modos de vida de Palos Altos, de San José de los Molina, Teponahuasco, etc. Lo que ha contribuido a pensar lo rural como una forma legítima de habitar el territorio y no desde una narrativa de atraso o pobreza.
2) Los problemas no están dentro de las personas o las comunidades: Las personas y los ranchos no son el problema. Es importante reconocer que los problemas, como el monocultivo de maíz, la violencia, el feminicidio y la crisis ambiental y civilizatoria, son consecuencias de sistemas y políticas, es decir, tiene un origen estructural y no sólo en los individuos y las comunidades.
3) La identidad es un logro colectivo, no individual: Reconocer como los ranchos influyen en las personas que somos y cómo las personas influimos en los territorios que habitamos. En este caso, fue evidente cómo la agroecología se fue posicionando como una alternativa concreta de resistencia en Palos Altos.
Desde hace un par de años, hemos cultivado una actividad para honrar el compromiso y el tiempo compartido, guiada por los principios de las prácticas narrativas y una perspectiva intergeneracional. En ella, estudiantes y profesionistas del Caracol abonaron con nuevas metáforas sobre el cultivar otra psicología. Como testimonio, elaboramos una carta como documentación colectiva para futuros practicantes. Esta carta ha sido leída y nutrida por profesionistas que concluyeron su práctica, tejiendo nuevos significados y abriendo otros caminos para la psicología.
Considero vital seguir intercambiando saberes y promoviendo el encuentro para pensar acciones, pues esta respuesta colectiva nos brinda esperanza en tiempos convulsos y oscuros, donde la alianza entre grandes corporaciones y gobiernos de turno deja de ocultarse en las sombras para volverse explícita. La constante deshumanización del otro es un efecto directo de este relato dominante, una estrategia dirigida a romper el tejido de relaciones que nos constituyen como pueblos. En este contexto, corremos el riesgo de validar una forma impuesta de entender la vida, la agricultura y la práctica de la psicología.
Patricio Meza O., Fundador de Caracol Psicosocial A. C.
caracolpsicosocial@gmail.com