Lizeth Sevilla

Año 3, número 17

Para mi abuela, que fue un ave de barro

Con tus manos grandes y ásperas como hoja de maíz

sabes traducir las dolencias de la tierra que transitas 

andas con tus años a cuestas 

con tu silencio milenario 

tienes la calma para interpretar el tiempo 

y en tus ojos pequeños hay nubes que siempre esperan llover

en tus andanzas de Penélope

trazas rutas para que los tuyos

y los ajenos

reconozcan el trayecto de las flores

                  que te enseñaron a caminar 

                                     tus ancestras

nos miras con tu alma llena de musgo

y nos heredas las voces antiguas

que te cantó el viento

para que también las sepamos cantar

esos pasos sonoros que das al ritmo de los rayos del sol

van germinando en la tierra 

todas tus semillas

y quietecita en la banca de siempre

bajo el sol de noviembre

recorres con las plantas de los pies

las memorias de cuando cruzaste las montañas

con esas alas que se movían al son del viento

nos quedan tus ojos cristalinos y puros

tus manos agrietadas por el tiempo

los saberes que vas pregonando

con tu canto de ave de la tierra

Fotografía Lizeth Sevilla