Jaqueline García

Para preparar los alimentos a veces necesitamos fuego: para preparar el nixtamal, los frijoles, echar las tortillas, preparar una avena con leche, etcétera. Muchos estamos acostumbrados a dirigirnos a la cocina, encender la estufa de gas y comenzar, pero otras y otros preferimos ir a nuestro fogón, poner la leña para preparar el fuego, la antesala de un proceso alimentario, a mi parecer más complejo, ecológico y justo.

De niña me tocaba ver cómo en la comunidad acomodaban tres piedras en un triángulo perfecto, acercaban leña, ramas. Le daban tiempo a que el fuego hiciera braza para comenzar a cocinar.  Hace poco tuve la oportunidad de observar y aprender cómo en la comunidad de El Rodeo, construían un fogón. Lo primero que observé fue que en la elección del espacio buscaron que éste tuviera ventilación (puede ser bajo un tejado o en la cocina, dando salida al humo que se genera con la ayuda de un chacoaco). Antes había observado cómo diseñaban estufas ecológicas, que llevan diversos materiales, sin embargo, esta vez trabajamos con materiales que se tienen en la comunidad, con los que comúnmente construyen fogones de largo plazo.

Las compañeras acercaron barro rojo, una tierra peculiar de la comunidad, estiércol de vaca (seco) que puede suplirse por ocochal y agua. Comenzamos a mezclar los materiales secos, posteriormente el agua, tenía que quedar una masa que nos permitiera moldearla al cuerpo del fogón. Cada compañera había elegido su espacio y construido con antelación su pretil. El diseño fue circular.

La compañera Sagrario eligió ladrillo, comenzó a mojarlo y acomodarlo, con una cuchara le daba forma al tamaño, a la puerta del fogón por donde entraría la leña, al espacio donde colocaría su chacoaco. Iba colocando también la mezcla antes preparada y con movimientos suaves, moldeaba con paciencia.

Ahí participamos todos y todas, unos acercando el material, otros preparando más mezcla, otros acercándonos para aprender a acomodar los ladrillos, la mezcla, ajustar el tamaño al diseño y después, el enjarre, darle el cuerpo con las manos, cubrir los orificios. Finalmente instalamos el chacoaco.

Se recomienda que al  término de la elaboración del fogón, se encienda el fuego: ayudará a que se termine de cocer y tenga consistencia.