Correa, Virgínia da Silva ; Knierim, Gislei Siqueira Silva, Fatima Cristina Cunha, MaiaFenner, André Luiz Dutra.
virginia.correa@fiocruz.br; Fiocruz Brasília, gislei.knierim@fiocruz.br; Fiocruz Brasília, fatima.maia@fiocruz.br; Fiocruz Brasília, andre.fenner@fiocruz.br; Fiocruz Brasília.
Año 3, número 19
El Curso Gratuito de Promoción y Vigilancia en Salud, Medio Ambiente y Trabajo, con énfasis en Salud Integral de la Mujer, surgió de una articulación con Diputadas Federales de la Bancada de Mujeres de la Cámara de Diputados, cuya demanda era desarrollar acciones con trabajadoras del campo y de las aguas. El curso estaba en consonancia con el trabajo realizado por el Programa de Promoción de Salud, Medio Ambiente y Trabajo de la Fundación Oswaldo Cruz Brasília (PSAT/Fiocruz Brasília), que ya había impartido formación a poblaciones rurales, forestales y acuáticas. Y contó con el apoyo de movimientos sociales como la Red Nacional de Médicos Populares (RNMMP), el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), el Movimiento de Afectados por Represas (MAB), entre otros.
Inicialmente, este curso estaba previsto que se impartiera de forma presencial, pero coincidió con una de las fases más difíciles para la sanidad mundial, como fue la pandemia de Covid-19. En consecuencia, fue necesario replantear la estrategia de movilización, la metodología y el método de formación.
Entendiendo que el gran desafío del momento era mantener la vida, ya que vivíamos una de las mayores crisis de salud de la humanidad, que se reflejaba en dimensiones de la vida como el desempleo y el hambre. Hubo muchas estrategias para garantizar la vida y quedó clara la importancia de las mujeres en el proceso de organización de la vida cotidiana en la familia, en el hogar, en las comunidades, en los diferentes colectivos y territorios, ya que enfrentaban diversos desafíos de forma desigual, entre ellos el hambre.


En este sentido, el curso asumió el reto de movilizar a las mujeres en sus territorios para el proceso de formación-acción, que pretendía trabajar desde la perspectiva de género y feminismo, fortaleciendo y generando protagonismo para las mujeres a través del intercambio de conocimientos y prácticas agroecológicas y alimentarias tradicionales, la construcción de saberes sobre la vigilancia popular de la salud, el desvelamiento de sus potencialidades y la articulación de estrategias para hacer frente a la pandemia del Covid-19.
Fue en la jornada colectiva de cuidado y aprendizaje donde se desarrolló el curso, donde las mujeres en pequeños grupos realizaron las actividades, leyeron los materiales y discutieron los temas trabajados, siempre con mucho cuidado y siguiendo las recomendaciones sanitarias.
Al final de este proceso de formación, fue posible realizar un evento presencial denominado «Feria de Saberes y Sabores», donde las aprendices llevaron sus experiencias y conocimientos para compartir sus producciones artísticas, artesanales y alimentarias, recetas culinarias, historias de vida y acciones construidas en los territorios; entre otras cosas, este proceso buscó abordar las vulnerabilidades en las que viven las mujeres en sus territorios y trabajar el protagonismo, la autoestima, la solidaridad, la responsabilidad social y la organización colectiva.
Esta formación-acción tuvo lugar de 2021 a 2022 en los estados brasileños de: Alagoas, Ceará, Distrito Federal, Pernambuco, Río de Janeiro y Tocantins, con acciones en 5 (cinco) territorios de cada estado, involucrando a más de 300 (trescientas) capacitadas, entre ellas mujeres: agricultoras familiares, afectadas por hundimientos de presas, indígenas, quilombolas, pescadoras artesanales y mujeres urbanas en situación de vulnerabilidad social.
Para que esta formación tuviera éxito, fueron fundamentales las Educadoras Populares de los territorios seleccionados, que tuvieron el gran reto de movilizar a las mujeres, mantenerlas organizadas y conectadas durante las livestreams, ayudando a que se organizaran para asistir a las clases virtuales, ya que muchas tenían dificultades para usar la tecnología y/o acceder a internet, así como mediar en el proceso de formación, reflexionando sobre la realidad local y los temas del curso, ayudando a construir estrategias para que el grupo llevara a cabo las actividades propuestas.
Los Educadores Populares, junto con los Coordinadores Locales, orientaron pedagógicamente la formación, contribuyendo al diálogo, a la capacitación y a la formación de las mujeres, buscando proporcionar conexiones e intercambios entre ellas, el intercambio de conocimientos y experiencias entre los diferentes territorios, desvelando el potencial y los beneficios de los intercambios para las comunidades.
El intercambio de conocimientos entre las mujeres tuvo una importancia fundamental en la construcción de soluciones a los problemas a los que se enfrentaban en su vida cotidiana, lo que a menudo se materializó a través de la organización de las mujeres en torno a la producción de alimentos, los remedios caseros, el fortalecimiento de la cultura local y su autonomía.
La formación-acción se organizó en tres ciclos de clases virtuales, en los que se trabajaron los temas «Salud y derechos humanos de las mujeres», «Autogestión, generación de ingresos y economía para las mujeres» y «Promoción y seguimiento de la salud de las mujeres», y la agroecología como promotora de salud protagonizó muchos momentos del curso. Destacamos que las lecciones en vídeo se difundieron en el canal de YouTube de Fiocruz Brasília
También es importante señalar que en los diversos momentos en que las mujeres debatieron los temas tratados en los ciclos de formación, se cuestionaron y reflexionaron sobre la producción de alimentos de forma sana y sostenible, sin contaminación por pesticidas, y en qué medida esta producción de alimentos contribuía al sustento de la familia y generaba ingresos.
También se abordó el tema de la economía solidaria y feminista, a través del procesamiento de alimentos para la venta, y cuando esto ocurre a través de la organización de las mujeres en grupos, todos salen fortalecidos. Un ejemplo de las acciones desarrolladas es el grupo de la ciudad de Russas, en el estado de Ceará, que trabajó sobre el uso de plantas, conoció las Plantas Alimenticias No Convencionales (PANCs) y se organizó para plantarlas en una huerta comunitaria.
Otro de los puntos abordados fue la Seguridad Alimentaria y Nutricional, que hizo reflexionar a las agricultoras sobre su situación y aportación a la sociedad, así como el contrapunto de vulnerabilidad que experimentaban otros colectivos debido al hambre, muy presente en plena pandemia de Covid-19.
Este proceso de formación y reflexión colectiva se consolidó en las reuniones presenciales celebradas en cada estado. Este momento, conocido como las «Ferias de Saberes y Sabores», se entendió como el Ciclo 4, el último del curso.
Las «Ferias de Saberes y Sabores» fueron mucho más que mostrar productos y compartir conocimientos y sabores; proporcionaron otro momento educativo que, sin duda, cambió la forma de ver y pensar los espacios comerciales. Para montar los puestos en los territorios, las aprendices se alternaban entre los que las visitaban y las que las presentaban, de modo que todas pudieran visitar todos los puestos para realizar los intercambios.




Este proceso proporcionó oportunidades para que cada una de las aprendices hablara y aprendiera, compartiendo ideas y experiencias de cada territorio, una mayor convivencia entre realidades tan diversas, buscando la simplicidad en el aprendizaje, las experiencias y el amor.
Las aprendices llevaron a las Feria de Saberes y Sabores diversos productos, entre ellos: jabón ecológico, que fue el producto elegido con el objetivo de mostrar a las mujeres la importancia de reciclar el aceite de cocina, la posibilidad de generar ingresos y preservar el medio ambiente; recetas culinarias tradicionales, habilidades culinarias ancestrales, reintegrando en la dieta diferentes formas de utilizar y preparar los alimentos, inserción de PANCS; el procesamiento de alimentos, buscando mejorar las técnicas de manipulación y comercialización, con la producción de jaleas, licores, tortas, dulces, aceites, harina, café tradicional producido con semillas locales, para generar renta; el manejo de plantas medicinales, abordando formas alternativas de obtención de cuidados a través de la producción de chupetes, tés y ungüentos; prácticas artesanales con conchas de sururu, la producción de muñecas caroá, ropas bordadas, entre otras. Estas experiencias abordaron la preservación del medio ambiente, la producción de alimentos, la economía familiar y la autonomía de las mujeres.
Más de 400 (cuatrocientas) mujeres participaron en este proceso de formación, de las cuales más de 300 (trescientas) estaban certificadas como educadoras, el resto eran educadoras populares, coordinadoras locales, miembros del proceso de diseño pedagógico, profesoras, simpatizantes y artistas.
La comprensión de la importancia de las mujeres en la organización social cotidiana, especialmente durante las crisis sanitarias, subraya la necesidad de reforzar su papel mediante actividades de formación y pone de relieve la importancia de contar con educadores de base locales que se empoderen en este proceso y estén más cerca de los aprendices para resolver las dificultades y adversidades que experimentan las mujeres en sus territorios.
Destacamos que las mujeres en grupo se fortalecen intercambiando experiencias, conocimientos, afecto, solidaridad y coraje. En esta formación-acción, algo se ofreció y algo también se llevó, y ese fue el gran legado de este proceso.
En definitiva, la experiencia descrita pone de manifiesto la relevancia del enfoque integrado entre la agroecología, la promoción de la salud de las mujeres y las acciones territoriales, destacando la importancia del empoderamiento de las mujeres y el trabajo colaborativo en la construcción de comunidades más resilientes, saludables, sostenibles y solidarias.