María Elena de la Mora
Año 3, número 17
Mi nombre es María Elena de la Mora, una mujer que disfruta mucho de la quietud del atardecer después de una larga jornada, o el murmullo de las veredas antes de que salga el sol, cuando aún las hojas de la hierba guardan algunas gotitas de rocío. También soy mamá de Lupita, Carlos y Elena, mis compañeros en este camino de trabajar y vivir con la tierra. Y ahora soy también la Nana de Amanda y Dennise.
Toda mi vida he trabajado la tierra, desde que era chiquita aprendí la importancia de observar la naturaleza, de tener paciencia en su proceso. Mi caminar no ha sido fácil, ha estado lleno de retos familiares y personales, pero siempre he encontrado paz en las flores silvestres, en los animalitos del campo.
Ahora tengo mi propia casa en medio de un terreno que me heredó mi papá, el clima es caliente y sola hay lluvias de temporada, pero tengo cerca una presa que está un poco azolvada, pero, de todas formas, junta un poco de agua y yo disfruto mucho de su corriente mientras la temporada de lluvia dura y el agua se almacena por unos meses. Por esta situación del agua para poder comenzar sembrando hortalizas y árboles frutales, después de un par de años de trabajo, pude comprar una membrana para almacenar agua. Los años anteriores sólo había sembrado milpa de temporal, logré sacar una cosecha de frijol negro y de maíz. También he cuidado una enredadera de maracuyá que tengo a la salida de la casa que da sombra y la mantiene fresca.
La verdad no me puedo imaginar una vida sin poder salir a caminar por el campo y saber que puedo cosechar una parte de mi comida. Por eso creo que es muy importante cuidar como siembras y cuidas de las plantas.
En compañía de mis hijos y nietas estoy aprendiendo que toda mi vida he transitado agroecología, he aprendido que es un proceso que conecta a los productores con los consumidores y ayuda a un trabajo digno como agricultores y sin hacer daño a la tierra. He participado en un tianguis de productores, lo cual disfrutaba mucho porque la gente se emocionaba con lo que llevaba en mi mesa, estaba llena de lechugas y ramitos de espinacas, acelgas, rábanos y jitomates.
Con el paso del tiempo y de conocer a personas que trabajan otras formas de cultivar y cuidar la tierra, ya sé preparar remedios para las hormigas, para espantar las mosquitas blancas del jitomate, para quitarle los pulgones a los chiles. Además de todas las variedades de jitomates, ejotes y pepinos, hay tanta variedad de cultivos que me emociona el día de cosechar, cualquier cosa que corte está llena de colores, me gusta mucho este trabajo.
Ahora ya con mejores herramientas para sembrar y más ánimo tengo muchos planes para mi rancho, quiero que se llame “La Higuerita”. Después de tanto caminar y tantos intentos y experimentos de siembra, por ahora, junto con mis hijos, hemos comenzado a pensar en cultivos principales para poder mejorar nuestros ingresos e ir creciendo nuestro proyecto de vida agroecológica y tener un huerto de autoconsumo con la mayor variedad de cultivos posibles de frutales, ya he logrado tener varios papayos, ciruelos, plátanos, naranjas, limones, higos, guayabos y cafetos. Por ahora las cosechas son pequeñas pero la idea es lograr un sistema estable de producción.
De cultivos fuertes este año sembramos jamaica y yuca. Estamos preparando la forma en que los vamos a conservar y procesar. Les cuento, la yuca es una raíz como el camote y es muy nutritiva, hemos visto que crece muy bien aquí y se puede guardar en forma de harina así que eso haremos este año, procesarla y guardarla, lo mismo pasará con la jamaica, la deshidrataremos, así al natural, al aire libre, para después almacenarla con mucho cuidado.
A pesar de que ha sido difícil este camino, muchos días no encontraba el sentido y estaba tan cansada, ahora tengo muchos sueños agroecológicos, quiero tener una bodega para tener organizadas las herramientas, tener cerca unas vaquitas y armar un espacio para hacer quesos y panelas. Que alrededor de mi casa parezca un bosque donde siempre encuentres algo que comer, que mis orquídeas estén bonitas y disfrutar de sus flores cada año, que mi perrita y mi gatita sigan tan felices y juguetonas como siempre.
Quiero que mis hijos y mis nietas sepan que tienen un lugar seguro a donde llegar, que podemos seguir soñando juntos. Para mí eso es agroecología, mis niños alrededor de la mesa de nuestra cosecha riendo, estar tranquilos, sin miedo.
Ojalá que todos los que soñamos con ese camino lleno de flores y frutos encontremos el camino y la fuerza para lograrlo.