Año 3, Número 20
Palos Altos, Jalisco
Cuando hablamos de territorios rurales, es imposible ignorar que lo principal con lo que asociamos es con espacios de trabajo dirigidos a la agricultura y ganadería. Ideas que se refuerzan en la escuela, la música, películas, redes sociales y demás medios de comunicación que han hecho fama de lo rural sólo como espacio de producción. Y es que, creemos que podemos resonar con las anécdotas y reflexiones que hemos hecho en nuestra comunidad rural y es por ello que, agradecemos a Teocintle por darnos este espacio, para cultivar más que sólo agricultura. Se hacen un montón de mini relatos que, a medida que crecemos, nos hacen dejar de buscar valor en la ruralidad más allá de lo que pueden producir. Se siembran hectáreas de monocultivo (en Palos Altos predomina el maíz), monocultivo que, como cualquier otro, es difícil que se proteja de las plagas. En nuestro territorio se han esparcido por vía aérea pesticidas, químicos que se ignoran qué tan dañinos son para las tierras, y para la gente que vive, trabaja y se desarrolla en ellas. La falta de un enfoque integral de la salud y las consecuencias a futuro que esta exposición continua y frecuente puede causar, no fue explorada y continúa siendo un tema poco visibilizado en varios espacios. El reconocimiento de lo que sucede implica una lucha no solo de lo inmediato, sino también de lo que está detrás. Podemos remontar desde la “Revolución Verde” que inició la destrucción de métodos agrícolas tradicionales, y desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se intensificó la migración y el abandono del campo.


Caracol Psicosocial A.C. nace en la búsqueda de hacer comunidad con el territorio de Palos Altos, en los municipios de Ixtlahuacán del Río y Cuquío, ubicados en Jalisco. El proyecto surge como un sueño de dos psicólogos que percibieron que la psicología no nos alcanza porque fue pensada en lo individual y en lo urbano. Así, desde el 2009 que fue fundada esta asociación, el sueño fue cultivándose gracias a las juventudes rurales de este territorio, puesto que desde el 2011 que en colectivo comenzaron a dialogar sobre las problemáticas que afrontaron (y que siguen afrontando las nuevas generaciones) y defienden su derecho por una educación ambiental, por oportunidades laborales justas y una educación que realmente atienda a las necesidades de su comunidad. El Colectivo JUXMAPA reconoce un malestar comunitario, observándolo y viviéndolo, trazando una línea generacional con los impactos de la “Revolución Verde” y del TLCAN.
El Colectivo JUXMAPA marcó la pauta para muchos otros proyectos comunitarios en Caracol Psicosocial A.C., desde el año 2011 las juventudes reflexionan sobre la poca participación de las niñeces en la comunidad, y no porque no hubieran niños y niñas, sino porque no se les involucra en los procesos comunitarios. Las niñeces son muy poco consideradas en los espacios rurales porque son pensados desde la producción, siendo espacios y actividades que las niñeces no suelen ser asociadas. Entonces comenzamos a nombrar a las niñeces como parte de la comunidad que les pertenece, se les involucró por medio de talleres, de actividades en su territorio, con diálogos que nos acompañan en la reflexión y con ello a cultivar nuevos mundos.
El juego ha tomado un rol importante, puesto que es el medio y el fin para vincularnos, así nos vinculamos con quienes nos rodeamos y con el territorio en el que crecemos, jugar en la huerta es regresarle el significado que lo rural es más que producción. En el desarrollo de actividades con las niñeces que han frecuentando el espacio de Caracol Psicosocial, algo que se tiene muy claro es la necesidad de mantener el diálogo entre todas y todos, algo que se presenta por la misma naturalidad del espacio y las prácticas llevadas a cabo. Creemos en que el buscar esta relación desde una postura que les considera ya parte de la comunidad, contemplando diferentes generaciones, ayuda a que se mantenga y fortalezca, ya que las niñeces encuentran un espacio que genuinamente desea esta cercanía, y todo lo que puede venir de la mano con ella.
Desde la interacción misma y espacios de reflexión que se dan en Caracol Psicosocial A.C., se replica y brota de manera constante la participación de las niñas y juventudes mujeres, donde a través del intercambio de sentires y pensares coinciden con lo que vive la otra. Persistiendo tanto en generaciones anteriores (JUXMAPA) como en las actuales (Comunidad Lúdica CARACOL) las niñas comentan notar sus roles en contraste con los niños, expresando un rol de vigilancia, de cuidado, de “chambeo” sobre su entorno y quienes les rodean, esto sumado a la limitación de los espacios donde pueden participar y de qué manera participar. No por no tener deseo de jugar, sino por sentir que ese espacio no les pertenece a ellas. En el otro lado, en la masculinidad “Jugar como hombre”, es una frase que se suele repetir, a veces con palabras, y otras con acciones a la hora de jugar. Hablar de “jugar como hombre” significa que hay una sola forma en la que los niños deberían jugar: no como quienes son, sino como quienes “deberían ser” en un futuro, a la par que aprenden cómo “deben ser” las mujeres. De la misma forma que se juega pensando en dejar de ser niños, se crece pensando en dejar de vivir en la ruralidad.








Es por ello que Caracol Psicosocial cultiva en comunidad con diversos grupos de edad, porque reconoce que ser rural nos atraviesa a medida que crecemos y que al reconocernos en comunidad, podemos cultivar mucho más que agricultura, sino cultivar espacios de vida hacia la libertad. A lo largo de la gaceta, compartimos proyectos que nos han llenado de esperanza, que desde los dolores colectivos hemos llorado, pero también reído como una manera de luchar y resistir, de apropiarnos lo que nos pertenece. Caracol Psicosocial A.C. más que un proyecto nos invita a una práctica comunitaria y de libertad, desde este sentido de pertenencia y comunidad, les compartimos nuestras experiencias, sentipensares y la esperanza que nos contagian las niñeces. Caracol nos vincula con lo que nos afecta y aún no tiene nombre. Vincula a la lucha y a la resistencia. Y vincular es algo muy fuerte porque hace que veas lo que sucede, forma un lazo y una conexión a través de lo cual el cambio se vuelve posible.
Mariana Nuño Delgado, Ana Lilia Ortega Varo, Cristina Torres Soto, Mariana Vianey Quiroz Romero, Nuri Daniela Berber Mendoza, Arturo Morán Morales