Año 2, número 10

Alejandro Macías Macías, director

Fotografía de Hugo Rodríguez

El mundo rural,  tan olvidado por las políticas de desarrollo del siglo XX y por la academia que las secundó, es nuevamente objeto de atención porque en él se entretejen múltiples y complejas relaciones que impactan en todo el mundo. Prueba de ello es la emergencia de diversos posgrados en México y el extranjero, cuyos objetos de estudio se enfocan en estudiar y entender las diversas aristas que se derivan de la complejidad rural.

Por lo anterior, la Gaceta Agroecológica Teocintle ha decidido realizar este número especial en el cual las y los estudiantes de estos posgrados que se imparten en el occidente de México exponen de forma concreta sus temas de investigación. Esto constituye por una parte, una forma de agradecimiento a la información que, para sus trabajos, proporcionan campesinas, campesinos, agricultores y distintos habitantes de las comunidades en las que trabajan. El acceso universal al conocimiento es hoy un derecho cada vez más reconocido por la ciencia y este número de la gaceta pretende contribuir a él.

Por otro lado, lo que en las siguientes páginas se escribe, constituye un nuevo ejercicio de vinculación entre academia y realidad, al incluir distintas temáticas que acontecen en la agricultura, la alimentación y la vida en el campo, mismas que  están organizadas conforme a las secciones que conforman Teocintle.  De esta forma, en Kuautlalli escribe Samuel Oliveros sobre la presencia de maíz uruapeño en Quitupan, Jalisco y Juan Solano sobre las alternativas para producir frijol de forma sustentable en el sur de Jalisco.

En Pochtecatl aparecen los textos de Edna Alvarado, que habla de la presencia de mujeres en la vida productiva de una localidad costera en Nayarit, mientras Hiram López escribe sobre los cambios de los sistemas de producción familiar de Leche Gómez Farías, Jalisco.

Alonso Sánchez escribe en la sección Mariiya respecto al análisis de documentales que se han hecho sobre la ruralidad en el sur de Jalisco, mientras que Twesley Gatterau lo hace sobre soberanía alimentaria en Haití.

La sección de voces rurales incluye los trabajos de Judith Pérez,  que habla de la necesidad de asumir un análisis crítico de la realidad de los pueblos originarios, en tanto que Sara Bernabé platica sobre el cambio del paisaje en el valle de Zapotlán el Grande por la expansión agroindustrial. 

Fotografía de Hugo Rodríguez

En Sihuatl, Mirta Mojarro escribe sobre cómo se ha podido preservar la producción tradicional de pulque en la sierra del Tigre.

En Pitenzin escribe Elisa Martínez sobre el cuidado de niñas y niños cuyos padres trabajan en los invernaderos de berries, mientras Guadalupe Nuñez lo hace sobre las niñeces que hacen comunidad a través de la agroecología.

Finalmente, en la sección de Tlakualli participa Rosario López, quien reflexiona respecto a la importancia de los arvenses (mal llamados maleza) en la alimentación de las y los mexicanos.

Deseo destacar que en este número, las imágenes que ilustran la portada y todos los textos son producto del trabajo realizado por dos egresados del doctorado en estudios rurales del Colegio de Michoacán que también son artistas. Se trata de Hugo Ignacio Rodríguez García y Luis Alejandro Pérez Ortiz. 

Otra novedad es la aparición de Teocintle audiovisual, que puede verse en la plataforma Youtube <Teocintle Gaceta Agroecológica> y cuyo primer video ya apareció en días pasados. Podrán encontrar en este canal el trabajo de documentación sobre prácticas rurales que realizan Sofía López y Nadia Cea. Este trabajo audiovisual no sería posible sin el apoyo del Laboratorio de Periodismo a cargo del Dr. Luis Pérez así como de la Mtra. Sarahí Ignacio. 

Finalmente agradecer a Jaqueline López, Katie Beas y Lizeth Sevilla, por su presencia y trabajo en Teocintle. Gaceta Agroecológica, así como a cada campesina y campesino que se han acercado para compartir saberes y conocimientos.