Año 2, Numero 7.

Antonia López Méndez 

Comencé a trabajar hace aproximadamente 35 años, desde niña acompañaba a mi papá cuando salía a trabajar la tierra. Él siempre se ha dedicado a sembrar frijol y maíz. Le ayudaba a sembrar frijol en el mes de marzo, y a sembrar el maíz en el mes de abril. Años atrás mi papá rentaba parcelas en Villa Corzo para sembrar milpa y frijol, desde que tengo memoria, muchos años sembramos ahí. Luego dejamos de trabajar ahí y regresamos a Aldama, Chiapas donde igual sembramos maíz, frijol y calabaza, pero en cultivo de una vez al año. 

De ahí comenzamos a sembrar café, una hectárea, igual le ayudamos a papá a hacer las cepas, a sembrar y podar. A los tres años comenzó la cosecha de café en la que participábamos toda la familia, somos 7 hermanos, nos encantaba hacer el corte de café, fermentarlo, lavarlo y secarlo, en fin, es mucho trabajo, pero siempre estábamos juntos toda la familia y ganábamos un poco más que la siembra del maíz y frijol, pero aun con eso, siempre sembramos el maíz y el frijol, nunca lo dejamos de hacer, porque es para el consumo de la familia, todo iba muy bien, pero cuando llegó la roya, acabó toda la cosecha de café, obligando a algunos miembros de la familia a salir a buscar el sueño americano. A partir de ahí, pasamos una situación muy fuerte porque no sabíamos qué hacer para obtener ingresos. Pero papá siempre buscaba la solución y rentó cuatro hectáreas en Ixtapa, ahí le apoyamos a sembrar, fertilizar, piscar y desgranar; y de ahí vendíamos maíz, frijol y calabaza, en fin, ahí estábamos batallando para salir adelante.

Mi papá nos enseñó a cuidar la tierra, porque nunca quemamos los rastrojos del maíz, solo lo tirábamos todo al momento de la pizca del maíz, muchos de los vecinos lo quemaban, y siempre le pregunté por qué él no lo hacía, él contestaba que es mejor no quemarlo para que las cosechas salgan más bonitas. Pero la forma de sembrar se aplicaba en la parcela igual que en toda la comunidad, es decir, en líneas rectas a favor de la pendiente. 

Pero en el año de 2019 empecé a trabajar con el MIAF-D. Las cosas comenzaron a cambiar de como yo trabajaba con mi papá, primero empecé a sembrar los árboles frutales como aguacate, durazno, limón, naranja, pera, manzana, ciruela, canela, guayaba y lima. Papá decía, que esa era una pérdida de tiempo porque dejábamos mucho espacio, en cada hilera de las matas se dejaban 11 metros de distancia, pero yo siempre le hacia caso a la forma de cómo se debe trabajar el MIAF-D, pues me encanta hacer las cosas como son, por eso empecé a sembrar las hortalizas en los camellones como lechuga, acelga, repollo, brócoli, coliflor, cebolla, acelga, nabo, col, rábano, calabacita y tomate verde, antes todas esas verduras las conseguía en el mercado, pero ahora las encuentro en las parcelas de la familia. Cuando nos vino la pandemia del Covid ya no sufrimos mucho, porque ya tenía algo sembrado en las parcelas, porque en la comunidad se hicieron unos reglamentos internos que prohibieron que los habitantes salieran de la casa, desde ese entonces no sufrimos mucho porque teníamos para alimentarnos con lo que había en la parcela. 

Además, en el 2020, fundaron “La Mercadita”, y tuve la oportunidad de ser una de las fundadoras, porque tenía y llevaba a vender mis verduras ahí, para poder comprar otras cosas para la casa. También llevaba a vender mis cosas de artesanías. Hasta ahora sigo yendo a la mercadita con mis productos, a veces se vende bien y otras no tanto, pero es nuestro espacio.

Además, PROASUS nos ha apoyado con los fogones ecológicos que usamos ahora, con el cuidado y atención de nuestros gallinas y pollos, con talleres para niños, festejos de mujeres, ferias, concursos de parcela MIAF-D y con la caja de ahorro de nuestro grupo de mujeres. Y en el 2021 empezamos a trabajar con los profesores de la UNACH en un proyecto de CONAHCYT, de cómo cuidar la tierra, fuera de los químicos, hemos trabajo para fortalecer el MIAF-D, con la elaboración de bio fertilizantes, con el módulo de lombrices californianas, plántulas de hortalizas ollas y pozos para captar agua. Ahora estoy trabajando con el lixiviado de lombrices para que mis hortalizas sigan bien bonitas y libres de químicos. Hemos aprendido a hacer muchas cosas. Ahora el rastrojo del maíz lo pongo en el filtro de mis árboles frutales para que guarden humedad y generen nutrientes al suelo. Me siento tan feliz con lo que hago en la parcela, porque además de maíz y frijol, ya cosecho limón, durazno, lima, camotes y aguacates. Amo lo que hago en mi parcela. Gracias a PROASUS y CONAHCYT.