Año 2, número 13

Yenni Lizeth Fránquez 

Nosotros como familia no teníamos pensado participar del proyecto “Transición agroecológica de la agricultura de pequeña escala en tres regiones agrícolas de México”. Cuando comenzaron con las primeras visitas y talleres quien asistía era Froylán, mi esposo, por ser el Juez Auxiliar de la localidad, pero yo no. Él llegaba y me contaba que habían tratado temas de cómo era la agricultura de nuestros antepasados, de la mala alimentación que tenemos hoy en día, del uso actualmente de agrotóxicos para producir alimentos y otras cosas, pero yo no me interesaba. Incluso le decía a Froylán que para que perdía su tiempo. Yo comencé a interesarme hasta en septiembre del 2021 cuando se organizó el 1er. Festival del Maíz de Húmedo ya que ahí es donde me di cuenta de lo que trataba la agroecología y lo que se quería hacer en Coapan. Después de casi tres años del proyecto yo ya no me veo sin la agroecología en mi vida y ni en la de mi familia. 

Uno de los grandes aprendizajes que yo he tenido desde que participo es que la tierra se debe trabajar de la manera más sencilla, con paciencia y respetándola. Hacer agroecología puede parecer contradictorio y hasta más difícil para algunas personas porque creen que se necesita mucho trabajo al ya no utilizar agroquímicos ni acelerar los procesos naturales de la agricultura. Pero la agroecología se trata de rescatar lo que se venía haciendo antes cuando todavía vivían nuestros antepasados. Quizás la agroecología se tarda en dar sus frutos, pero una vez teniéndolos te da mucha alegría. El secreto es no desanimarse. Para mí como campesina, otra satisfacción muy grande que me ha dado el proyecto ha sido la Red Agroecológica y Solidaria para la Soberanía Alimentaria – “Juntxs Alimentamos La Autonomía”. La RASSA-JALA se convirtió en el espacio donde yo veo reconocido y valorado todo mi trabajo y esfuerzo porque cada semana recibo buenos comentarios de las y los consumidores quienes quedan contentos con algunos alimentos y productos que mando como los cherrys y las acelgas, pues me dicen que tienen un sabor muy rico y distinto al que normalmente compran en otros lugares o supermercados.

El secreto para tener esa producción y que yo puedo compartir a otras campesinos y campesinos que están en la agroecología o que van entrando a ella, es que miren su huerto o parcela como algo donde todo está relacionado, donde todo sirve y nada se desperdicia ni está de más. Ahorita que hay escasez de agua o que las lluvias se tardan cada vez más en llegar, a nosotros nos ha servido construir los acolchados naturales, las curvas de nivel y las barreras muertas utilizando la palizada y el zacate seco que antes quemábamos, pero que ahora sirven para camas de cultivo donde se retiene la humedad ya que si tu escarbas o remueves la tierra ahí se siente. También nos ha ayudado a mejorar el suelo evitando la erosión. Las compostas y lombricompostas también han sido muy útiles porque cuando se trata de regenerar y nutrir el suelo son las más eficaces y este año que yo ya produzco una parte de ellas, no he tenido que comprarlas como el año pasado y de esa forma mi economía ha mejorado. Algo que también yo he visto que funciona muy bien para el control de plagas han sido las plantas trampa como, por ejemplo, una que aquí en Coapan llamamos San Andrés. Son plantas que salen solas y que antes las arrancábamos o macheteábamos. Este año yo me di cuenta que las plagas como los pulgones llegaban ahí y que tiempo después ya había mariquitas que son quienes se comen al pulgón y lo controlan. Por eso este año ya no las arranqué, sino que al fijarme que había varias por el huerto decidí dejarlas.

Fotografía: Yenni Lizeth Fránquez

Gracias a todo eso nosotros hemos podido seguir cultivando alimentos y tener siempre un poco de producción para compartirla a través de la RASSA-JALA. Cada semana mandamos productos frescos como hortalizas, también frutales y procesados. Se siente bonito que la gente de la Universidad Autónoma de Nayarit que consume nuestros productos nos diga que les gustaron a ellos y sus familias. Y eso a mí me motiva a seguirme capacitando o investigando en internet para saber cómo mantener mi suelo y los cultivos bien cuidados y que así otras personas puedan disfrutar lo que uno cultiva con mucho amor como lo hacían nuestros antepasados y que ahora nosotros llamamos agroecología.