Año 2, número 11

Por: Gloria Alegría Villagrán y Martín Plascencia González

Varias de las especies del planeta están en peligro de extinción por culpa de los humanos. Sí, lamentablemente una especie, la humana, ha emprendido acciones que traen como consecuencia la aniquilación y minimización de especies de animales y plantas: mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces corren el peligro de desaparecer, así como una gran variedad de plantas. Una de esas especies son las tortugas marinas, amenazadas por la caza, la extracción de huevos, la pesca y la contaminación marítima

Fotografía: Martín Plascencia González

Las tortugas emergen anualmente de las aguas del Océano Pacífico al sur de México en las costas de Chiapas, para anidar, pero en eso intento, los saqueadores de nidos merodean las playas y arrebatan la vida de las tortugas. Si bien hay leyes que protegen a la tortuga marina, el problema no se ha erradicado. 

Con el objetivo de contrarrestar los efectos negativos y de cuidar la vida, dentro de la Reserva de la Biósfera la Encrucijada, en Pijijiapan, Chiapas, se creó hace cinco años un Grupo Comunitario entre los ejidos El Palmarcito y Nuevo Tolomita, conformado por 25 personas de las dos comunidades, para proteger y conservar la tortuga golfina

Las acciones del grupo son: 

  • Recorridos nocturnos por la playa
  • Rescate de nidos de tortuga
  • Incubación
  • Liberación de crías
  • Pláticas de conservación a personas de la comunidad o a visitantes
  • Limpieza de la playa

Dentro de las problemáticas que persisten son la extracción y saqueo de nidos por personas de las propias comunidades y de comunidades vecinas. Dichas personas extraen huevos, los consumen o comercializan y matan tortugas. También, se ha detectado muerte de tortugas por las redes de pesca o por contaminación.

La actividad del Grupo se intensifica cada año durante los meses de agosto a noviembre, periodo en el cual se hace una vigilancia nocturna de 7 de la noche a 4 de la mañana en la búsqueda de nidos. Una vez encontrados los nidos se retiran los huevos y se guardan en costalitos, bolsas o cubetas, para trasladarlos a una zona en la que se ponen a incubar en la arena y se clasifican para calcular el tiempo de eclosión. Cada actividad del grupo es registrada en una bitácora, y para cada tortuga adulta se hace una ficha de colecta: fecha, hora, movimiento de la luna, clima –si hubo viento, lluvia, aire; además, se registra el peso, talla, y si tenía marcas o golpes la tortuga. Dicha bitácora se entrega a autoridades de la Reserva de la Biósfera La Encrucijada. 

Cuando llegan al campamento con los huevos recolectados “se hacen los nidos, cantaritos, le echamos la arena, y su bendición para que nazcan”. Luego de 45 días se ve el movimiento de arena. Las tortuguitas comienzan a eclosionar. ¡Es emocionante!

El grupo recibe capacitaciones de agencias y organizaciones relacionadas con la conservación. Los recursos económicos destinados al grupo y a sus actividades por parte del gobierno son limitados, apenas 33 pesos diarios por persona. Sí, sólo 33 pesos. Es más por el amor al cuidado de la tortuga que por una cuestión económica. En palabras de Gloria, presidenta del grupo -y quien co-narra este texto-:

Me encanta. Me da una muina cuando encontramos a tortugas muertas, o cuando es el desove, por lo que sufren las tortugas

Dibujo cortesía de Proyecto Tlal-xoxo-wia

Cuando el grupo hace liberación de tortugas se invita a participar a instituciones educativas de educación básica o primaria, o bien, a personas -especialmente a niñas y niños- de las comunidades de El Palmarcito y Nuevo Tolomita. Por poner un ejemplo de la importancia del Grupo, en el año 2022, se recuperaron 200 nidos y se liberaron 18, 000 crías; para el año 2023, se encontraron 175 nidos, con un total de tortuguitas liberadas de 15, 000. Esto representa una acción afirmativa a favor de la conservación y la vida. A través del trabajo conjunto como el que hace el Grupo Comunitario Palmarcito-Tolomita, se logra conservar a la vez que crea procesos educativos de niñeces y juventudes, quienes participan en la liberación y con quienes se habla sobre la tortuga golfina; ayuda a entender el valor del cuidado y las aportaciones que podemos hacer. 

Se espera que en el futuro inmediato niñas, niños y jóvenes se integren al grupo, y con su participación se puedan pensar en formas otras de relacionarse con la naturaleza y de contribuir a procesos educativos y de cuidado. Ahora, precisamente, se analiza la posibilidad de aliarse para crear un museo comunitario representativo en la zona.