Año 2, número 10

Autora: Edna Dolores Alvarado Rodríguez

Aticama es un pueblo costero, perteneciente al municipio de San Blas, es reconocida esta localidad en el estado de Nayarit, por la gama de platillos que a base de mariscos se pueden degustar. Los ostiones que se sacan en la misma playa atraen al turista, y en este sentido, es un ícono en la gastronomía local que atrae a los visitantes. En este ambiente de sol, playa, mariscos, siembras, las labores del día comienzan a horas muy tempranas del día, es necesario que las mujeres se preparen para las ventas, hacer el aseo de las casas y el trabajo de cuidados. Las dinámicas en la localidad varían según el día y la temporada, así que, los fines de semana y las vacaciones, la localidad se llena de turistas, de vendedores que incluso llegan de regiones aledañas para vender en la comunidad, por tanto, la música, los restaurantes, las calles y el malecón están repletos, entre semana el pueblo es más relajado, así que se puede pasear tranquilamente por sus calles. 

En esta localidad de 1569 habitantes se lleva a cabo el estudio, “Entre el mar y el Hogar: una caracterización de la participación que realizan las mujeres para el desarrollo económico local”. En el cual se analiza no solo las dinámicas que realizan las mujeres en sus hogares para generar ingresos, se busca caracterizar el trabajo que hacen, así como examinar más allá de los rasgos que surgen y traspasan los tiempos en las jornadas de trabajo, se busca entender cómo se difuminan las líneas del trabajo y del hogar para emerger como características particulares y peculiares que le dan forma al territorio. 

Las realidades que viven las mujeres dentro de la localidad de Aticama, va desde la siembra, la pesca, las ventas del día, no es la fuerza física lo que determina si participan o no las mujeres en estos trabajos, sino su determinación.  Haciendo pan, curtidos, frijoles y venderlos en sus propios negocios o en la playa, es como muchas mujeres refuerzan con sus dinámicas no sólo la economía de sus casas, fortalecen redes en sus núcleos familiares, así como su participación en la misma comunidad.

Este pueblo representativo de las costas de Nayarit, se le conoce como: “los ostioneros de Aticama”. La cooperativa de la localidad está formada en su mayoría por hombres, así que, la representación y aportaciones que realizan las mujeres para lograr estas dinámicas económicas y sociales en gran parte no están visibilizadas ni reconocidas. En un contexto social donde las mujeres trabajan, generan recursos, pertenecer a puestos de poder o estar en el comité para tomar decisiones comunitarias aun es difícil. 

Se pretende reflexionar en las complejidades del entorno y en las dinámicas locales, se observa que aún es complicado establecer una conexión entre las responsabilidades del hogar y las decisiones de poder que se requiere en su participación o trabajo comunitario. Es decir, en un contexto donde sólo las mujeres realizan el trabajo y quehaceres de la casa, así como el de cuidados, no les queda tiempo para participar en otras actividades debido a la falta de tiempo.

Fotografía de Hugo Rodríguez

Sin embargo, las dinámicas que realizan las mujeres traspasan los espacios y los tiempos, pues en sus mismos hogares producen algún producto que más tarde será vendido en la zona de playa, mientras se cuidan a los hijos con las tareas, el aseo, al mismo tiempo desaparecen las líneas divisorias de hogar y trabajo, para en un solo espacio recreen las multitareas que servirán para sustentar sus hogares.

Por lo anterior, se busca no sólo visibilizar las aportaciones de las mujeres en los contextos económicos y sociales, es una reivindicación al trabajo que realizan.  Destacar su trabajo y participación, es promover igualdad de género, inclusión en la localidad, además de desafiar los estereotipos que aún en la actualidad se siguen viviendo sobre las percepciones y roles sociales de la mujer en la sociedad, sobre todo en contextos rurales.