Carmen García y Flor López

“Una agricultura para la vida”, son cinco palabras que resuenan en el trabajo de la Escuela Ecofeminista Benita Galeana, construida hace más de 8 años por formadoras populares feministas y ecofeministas. Su misión es compartir saberes a través de metodologías sencillas para que las mujeres puedan replicarlas en sus territorios y poco a poco transformen la realidad de sus hogares y sus comunidades.

Su trabajo se centra en zonas rurales y periurbanas del estado de Jalisco donde el extractivismo, resultado del discurso del gigante agroalimentario, ha traído consecuencias sociales y ambientales devastadoras, sostienen que bajo este escenario, son las mujeres y niñas quienes se ven más fuertemente afectadas por el poco acceso a la tierra, al agua y a otros bienes naturales; además, de una situación de violencia e inseguridad sistémica que impacta fuertemente en los cuerpos feminizados por cuestiones de roles de género.

Nosotras le llamamos resarcir la vida desde la ética de cuidados.

La escuela Benita Galeana ha sido un parteaguas en la creación de discursos a favor de la vida que trasciende la teoría, las emociones y sentimientos, producto de conocer el contexto de las mujeres rurales, acciona y lleva hasta los territorios actividades anuales como el foro ambiental, impulsado por la Red de Defensoras Ambientales de Jalisco, donde las mujeres tienen la oportunidad de dialogar sobre su realidad, exponer sus diagnósticos comunitarios y construir una agenda común: el encuentro de experiencias en huertas medicinales realizado por primera vez en el 2022 en Ciudad Guzmán, Jalisco, cuyo objetivo fue conocer la experiencia de una huerta medicinal, comunicar experiencias de sus procesos similares, compartir alimentos de la cosecha de sus huertos así como intercambiar frutas, semillas y plantas para fortalecer sus propios espacios. Además, la escuelita acompaña procesos durante todo el año en temas de ecotecnologías, en la construcción y consolidación de huertas medicinales y construcción con tierra; en la parte de incidencia política, la formación de voceras comunitarias ambientales a partir de la capacitación en fortalecimiento de liderazgos, feminismos, alianzas entre grupos de mujeres y la formación de tejido social, además del eje de economía social solidaria con la integración del mercadito Flor de Luna ubicado en la Zona Metropolitana de Guadalajara, Jalisco, donde se comercializan los productos de las mujeres organizadas en cooperativas.

Actualmente la escuelita itinerante está conformada por un equipo operativo de 6 mujeres, cada una con una historia que le ha llevado a dedicar gran parte de su vida al trabajo comunitario, con los múltiples retos que eso representa en un territorio donde apostar por el buen vivir no es tarea sencilla.

Con miras hacia el futuro, la asociación civil busca acompañar los procesos comunitarios para que las mujeres produzcan y consuman alimentos sanos y nutritivos, libres de químicos, y experimenten de primera mano la experiencia de comer alimentos libres de agroquímicos, que transformen sus propias plantas y se vuelvan promotoras comunitarias en temas de ambiente y salud, como una alternativa al modelo capitalista de la medicina, para restablecer la salud con una manera de sanar más integral.

Que cada mujer o niña que camine junto a nosotras sea semilla, que, con tierra, luz, suelo y cuidados, florezca en sus territorios para que otras mujeres, al verlas florecer, quieran florecer a su lado.

Foto: Carmen García