María Fernanda Becerra
María Cristina García

En el 2012 un grupo de científicos en neurociencias de la universidad de Cambridge dieron a conocer evidencias que indican que los animales no humanos tienen la capacidad de mostrar comportamientos intencionales y que los humanos no somos los únicos en poseer la base neurológica que da lugar a la consciencia. 

El veganismo es una decisión ética y política, que rechaza, cuestiona y se compromete a terminar con cualquier tipo de explotación e injusticia cometida a los animales. No es una dieta, es una postura.

El especismo (discriminación moral a animales que no son de nuestra misma especie) está estrechamente ligado al antropocentrismo, pensamiento que concibe a los humanos como el centro del todo, subordinando al resto de las especies y formas de vida. Cosificando a los animales, reducidos y vistos como objetos, recursos y no como individuos.

Rechazamos entretenimiento que implique uso de animales, zoológicos, acuarios, corridas de toros, equitación, circos, peleas de gallos, peleas de perros, vehículos de tracción animal, tauromaquia y cualquier otra actividad que involucre la utilización de animales.

Productos que contengan derivados animales o que hayan sido experimentados, testados en ellos. Vestimenta, indumentaria, accesorios y objetos que contengan cuero, lana, seda, pelaje, plumas, conchas, cera de abeja entre otros.

No utilizamos la palabra mascota ya que este término especista contiene un sentido de relación jerarquía amo o dueño y propiedad. Los animales no son objetos ni accesorios, el veganismo rechaza la compra venta de cualquier animal. Cuestionamos el lenguaje especista que utiliza nombres de especies animales de formas despectivas e insultantes por ejemplo: zorra, baboso, burro, perro, cerdo, ratero, puerco, cochinero por mencionar algunas.

Las hembras son utilizadas, explotadas por su capacidad reproductiva, son continuamente inseminadas, usadas como máquinas incubadoras, obligadas a gestar y parir para producir, como es el caso de las perras en maquila.

En el caso de las vacas después de parir, son traumáticamente separadas de sus bebés, para robar su leche. Cuando no sirven más a la industria son enviadas al matadero. Ellas pueden llegar a vivir de 20 a 25 años pero en la industria láctea son asesinadas a los 5 o 6 años. La leche es únicamente para los lactantes, ninguna especie necesita consumir leche en la edad adulta mucho menos si se trata de leche de otra especie.

Todos los animales destinados para consumo humano apenas alcanzan unos meses de edad cuando son enviados al matadero. Ninguna cría debería ser mercancía. Se estima que cada año 2.7 trillones de animales son asesinados tan solo para la industria alimenticia.

Las leyes y el sistema jurídico no considera a los animales como sujetos de derecho. Pasando por alto que los animales son seres vivos, y no deben ser considerados ni utilizados como objetos, porque son seres sintientes.

La industria bienestarista (libre pastoreo, “vacas felices”, libre de jaulas) quiere hacer creer a los consumidores que dándoles un “buen” trato a los animales, se puede justificar su uso y explotación pero no hay forma humanitaria de aprovecharse y asesinar a otros animales.

Las condiciones en las que viven estos animales son horribles, su gran mayoría pasan los días en espacios pequeños, en jaulas o en grandes granjas en las que nunca llegan a ver la luz del sol, viviendo entre sus excrementos y enfermedades.

Por otro lado, están los peces y otros animales marinos que son capturados en mares y ríos o criados en piscifactorías (granjas de peces en las que viven hacinados, repletos de parásitos y sobremedicados). Estos seres vivos sufren muertes lentas y dolorosas por aplastamiento, asfixia o son incluso destazados mientras están conscientes.

Los métodos de matanza en México son muy distintos a los de otros países, de acuerdo a la investigación realizada por una ONG las actividades asociadas al sacrificio de animales para consumo humano no cumplen con las normas ni reglamentos establecidos. Los animales están conscientes mientras son brutalmente apuñalados por lo tanto terminan muriendo desangrados. En ningún rastro documentado se utiliza un método de insensibilización o aturdimiento, los animales son atados de patas, arrastrados por el suelo de sus extremidades, tratados violentamente y finalmente degollados.

En aves y peces un método frecuentemente de asesinato es degollación la manera de hacerlo puede ser tan cruel como pisar la cabeza de una gallina consciente mientras jalan de sus patas hasta que la cabeza se desprenda de su cuerpo.

Los machos no representan ganancias para la industrial en el caso de los pollitos no son considerados “rentables” para la producción de carne, son arrojados dentro de máquinas que los trituran vivos y alimentan a otros animales con sus restos.

Estás terribles condiciones que soportan los animales en las granjas industriales; el hacinamiento, insalubridad, el uso excesivo de antibióticos, hacen de la ganadería industrial el escenario perfecto para que las enfermedades se propaguen. Se estima que más del 70% de las enfermedades son resultado de las enfermedades (zoonóticas) que han sido transmitidas de los animales a los humanos. Todas las pandemias tienen un origen común: un virus exclusivo de poblaciones animales que muta, invade a un humano y de ahí se propaga como patógeno nuevo humano.

 Las enfermedades zoonóticas matan a millones de personas cada año. Tan sólo en los últimos 30 años surgieron 200 enfermedades infecciosas zoonóticas, algunos ejemplos son la influenza española, las gripes aviar y porcina y hasta la pandemia más reciente, de la cual los científicos demuestran que proviene del murciélago y pangolin.

En el 2009 un virus saltó de un cerdo a un humano para convertirse en la Gripe A H1N1 que luego se disparó de México a por lo menos 200 países. Y es que ahora el mundo está tan conectado que un virus tiene la oportunidad de cruzar medio planeta en un avión en apenas 20 horas. Eso sucedió con el SARS-CoV-2: en una ciudad de China se produjo una zoonosis y la globalización volvió ese brote casi incontrolable.

Basta con que un solo animal se contagie para poner en riesgo a todos los demás, y entonces se debe matar a miles de ellos como “medida sanitaria”. En el 2012, debido a la gripe aviar, se mataron 22 millones de gallinas en nuestro país para evitar que dichos virus mutaran a versiones que se pudieran transmitir a los humanos y colapsaran los sistemas de salud.

De todos los mamíferos que habitan el planeta solo el 4% son animales salvajes. Eso significa que el 96% son mamíferos, específicamente, 36% son humanos y 60% son animales obligados a nacer y morir por y para los humanos. El 80% de la deforestación mundial es resultado de la expansión agrícola, y la mayor parte se destina a alimentar animales, en lugar de personas.

La ganadería contribuye significativamente al cambio climático ya que requiere grandes cantidades de recursos naturales. En nuestro país, la ganadería ocupa aproximadamente 1.1 millones de kilómetros, el 56% de la superficie nacional. El 70% de los bosques que han desaparecido en la selva Amazónica se han dedicado a pastizales. En los principales impactos negativos se destacan la degradación del suelo, erosión, destrucción de los hábitats naturales y pérdida de biodiversidad.

Para producir un kilogramo de carne se requieren 15,000 litros de agua. La ganadería también es la mayor fuente de contaminación de este valioso recurso, por excretas, materia orgánica, bacterias, patógenos y residuos de medicamentos que llegan a contaminar, mantos acuíferos, ríos, lagos y contribuye a la eutrofización (áreas muertas) en zonas costeras.

Contribuye también a la contaminación del aire con la liberación de enormes cantidades de gases de efecto invernadero lo que representa el 18% de emisiones a nivel mundial, superando las emisiones del sector transporte.

Es posible llevar una alimentación cien por ciento vegetal, en este país tenemos la fortuna de contar con una amplia variedad de frutas, verduras, legumbres, semillas y cereales accesibles para tod@s, la dieta de la milpa es un modelo de alimentación saludable, basado en la comida tradicional mexicana y tiene como eje central alimentos de origen mesoamericano: maíz, frijol, chile, calabaza y quelites. Se ha comprobado que una alimentación basada en plantas bien planificada y balanceada es apta para todas las edades.

De la necesidad de encontrar alimentos, acordes al veganismo, surge nuestra propuesta Ajodisíaca Vegana un proyecto antiespecista, autogestiva, e itinerante, en el que a través de la comida artesanal queremos demostrar que es posible comer y vivir deliciosamente, sin esclavizar, explotar y matar a otros animales. Hasta ahora tenemos en nuestro menú, barbacoa estilo Jalisco con flor de jamaica, chicharrón de seitán, chorizo verde y rojo, adobada, no pastor, tamales oaxaqueños y tradicionales, mole de champiñones con setas, pizzas, hamburguesas, elaboramos nuestros quesos, lechadas vegetales, aderezos y más. Todos los derivados animales se pueden sustituir con opciones vegetales y obtener platillos deliciosos y realmente nutritivos.

Nos gusta experimentar nuevos sabores, texturas y reinventar recetas, principalmente de la gastronomía mexicana, buscamos ir incorporando insumos agroecológicos a nuestros platillos. Compartimos con nuestr@s consumidores, información, nuestros procesos y experiencias dentro del veganismo. Vivimos en un mundo donde está normalizada la violencia, cuestiona tus privilegios de especie, hazte vegan@.