Dagoberto de Dios Hernández
Sebastián Cárdenas Camacho

Nuestro primer acercamiento con la agroecología se dio en las parcelas de las localidades de Coapan y Jala, municipio de Jala, Nayarit. Sus habitantes, además de cálidos y receptivos, son familias que en sus casas cuentan con una gran variedad de especies frutales, hortalizas, plantas ornamentales, medicinales y florales. Ahí, como en sus parcelas y en el monte, se muestran interesados en compartir y generar nuevos aprendizajes para darle seguimiento a un proceso sustentable que les permita tener un buen manejo del suelo y de sus cultivos, sobre todo en lo que a la producción de maíz Raza Jala se refiere. La milpa, conformada por el maíz de húmedo, la calabaza, el cacahuate, jamaica y otros cultivos, es para ellos el espacio propicio para integrar los saberes en torno a la agricultura tradicional que forma parte de la vida de las diferentes familias y la comunidad.

Estos conocimientos y saberes que se han ido heredando de generación en generación, además de permitirles obtener buenas cosechas, han dado forma a su identidad de familias productoras del maíz raza Jala. Esas identidades se observan y exaltan en eventos como el Concurso del Elote más Grande del Mundo, el Festival del Maíz de Húmedo y la Feria de la Mazorca. Por ejemplo, Don José Carmen, el productor de mayor edad que acompañamos es quien ostenta el récord del elote más grande del mundo con 48.5 cm en la edición 2018. Mientras que Lenni, el niño productor (más joven) de 11 años, ha obtenido también el primer lugar, pero en la Feria de la Mazorca 2021. Aunque no son solamente ellos.

En el caso de la familia de Lenni, su papá, Jesús Elías, ha sido ganador en dichos concursos. Mientras que en la familia de Don José Carmen su hijo Manuel ha sido participante y ganador también. En ambos casos, se dedican a la agricultura y sus hijos a muy corta edad se han interesado en la siembra del maíz raza Jala disponiendo de un espacio propio y realizando todas las labores que la producción de maíz requiere. Sin embargo, también acompañamos a Froylan y su familia extendida. Aunque él no es productor de maíz raza Jala, ni participante o ganador en los eventos mencionados, su padre y hermanos sí lo han sido. Pero los conocimientos y aprendizajes transmitidos a Froylan le han permitido dar continuidad a la producción de una huerta de guayaba con la cual pretende transitar de la agricultura convencional hacia un manejo agroecológico, aprendiendo y aplicando nuevas técnicas. En esa familia también está su esposa, Yenny quien recupera y protege una diversidad de especies de orquídeas distribuidas en su traspatio. Y también Orlando, hermano de Froylan, se ha interesado en la apicultura realizando un manejo de las abejas en uno de los predios familiares.

En las visitas que se han realizado desde el Cuerpo Académico Actores Sociales y Desarrollo Comunitario de la Universidad Autónoma de Nayarit, las familias se han mostrado con gran interés por la transición y manejo agroecológico en sus cultivos, eliminando principalmente herbicidas y pesticidas, en sustitución de sus propios insumos y biofertilizantes que están produciendo en lombricomposteros donde aprovechan los residuos de frutas y verduras, hojarasca de árboles y restos de otros tipos de materia orgánica.

A pesar de lo anterior, el gran desafío se encuentra en el cambio de prácticas y costumbres arraigadas en torno de la agricultura convencional en esas localidades y familias. Antes de nuestros acompañamientos, otros grupos y organizaciones se acercaron y aprovecharon de sus tierras, pero, sobre todo, de su confianza. Les propusieron e incluso impusieron formas de hacer agricultura basada en semillas mejoradas, agrotóxicos y fertilizantes químicos. Es necesario desintoxicar no solo el suelo, sino lo social y cultural por medio de sensibilización y conciencia comunitaria para dejar de ver la agricultura y alimentación como un simple negocio.